Declaración del Reino de Marruecos, Primera etapa de negociaciones, 18–19 junio 2007 - 20/06/2007
He
aquí el texto íntegro de la intervención de Sr. Chakib Benmoussa,
Ministro del Interior (primera parte) y de Sr. Khalihenna Ould
Errachid, Presidente de Corcas (segunda parte) durante la primera ronda
de negociaciones celebradas en Manhasset, afueras de Nueva York, los
días 18 y 19 de junio, bajo los auspicios de la ONU para un arreglo
definitivo a la cuestión del Sahara. Primera parte : Excelentísimo Señor Enviado Personal, En nombre de la Delegación
marroquí, me complace celebrar los ánimos de clara esperanza que a
todos nos embarga en este día en que, con la ayuda de Dios, nos
reunimos, bajo los auspicios de las Naciones Unidas y gracias a nuestra
voluntad conjunta, en torno a la cuestión de la autonomía de la región
del Sahara. Esta es una ocasión para renovar los vínculos familiares
con una parte de nuestros hermanos saharauís, pues todos formamos parte
de una misma familia cuyos miembros, por más que se hayan distanciado
durante algún tiempo, su natural destino prescribe su retorno al
clemente regazo de la Madre Patria, en lealtad a los tolerantes valores
islámicos, en respuesta a la lógica de la historia y confiando en el
inexorable futuro común. Con esta ocasión, quisiera
expresar a todos Ustedes, así como a Su Excelencia el Secretario
General de las Naciones Unidas, Don Ban Ki Moon, los sinceros
agradecimientos del Reino de Marruecos, por los esfuerzos consentidos
para la preparación y organización de este encuentro, cuya importancia
no sólo reside en la propia celebración oficial, sino por cuanto
representa, para Marruecos, como punto de partida fundacional de las
negociaciones serias para hallar una solución política a la cuestión
del Sahara, conforme a la pertinente resolución número 1754 del Consejo
de Seguridad. Asimismo, expresamos nuestra
alegría por la oportunidad que brinda la Iniciativa marroquí para la
negociación de un estatuto de autonomía de la región del Sahara, para
encontrarnos con hermanos y allegados, a fin de obrar conjuntamente,
con toda voluntad, confianza y determinación, con el objetivo de forjar
un futuro prometedor para nuestra región, ya que el pueblo marroquí, y
sobre todo los habitantes de su Sahara, así como el conjunto de los
pueblos magrebíes, albergan grandes esperanzas hacia esta importante
reunión. Procuremos, pues, estar todos a la altura de sus expectativas.
Impregnado de esta edificante
voluntad, y sin vacilación alguna, Marruecos se apresuró a responder a
la invitación del Secretario General de las Naciones Unidas, dando
prueba con su adhesión a este loable propósito, de su buena voluntad y
de su sólida y renovada determinación de cooperar con las Naciones
Unidas y con todas las partes, en aras de alcanzar una solución
política consensuada. Asimismo, expresamos nuestra
satisfacción por la presencia de los dos países vecinos y hermanos,
Argelia y Mauritania. A la hermana Argelia, que acoge sobre su
territorio a cierto número de saharauís, nos dirigimos para reiterarle
la seguridad de que hallará siempre ante Marruecos toda la atención a
sus propuestas unificadoras edificantes, con miras a apoyar un arreglo
definitivo de este diferendo, y poner fin a un problema humano vivido
sobre su territorio. En este sentido, esperamos que la
hermana Argelia utilice todas sus posibilidades para contribuir
positivamente en los esfuerzos consentidos para hallar una solución a
este conflicto artificial. Asimismo, confiamos en que se encamine por
la vía de la prudencia y de la sensatez, poniéndose a la altura de este
momento histórico. Así pues, bien conocido es el orgullo que siente el
honrado y altivo pueblo argelino por la sólida cohesión que le liga a
su hermano pueblo marroquí. De este modo, juntos entraremos en la
historia por la puerta de la unión y de los sentimientos de
fraternidad, de cooperación y de buena vecindad, que constituyen
nuestro irrevocable destino. Asimismo, queremos formular la
expresión de nuestro agradecimiento y consideración a la delegación
mauritana, dado que la hermana Mauritania siempre ha procurado
conciliar y acercar las posturas. Del mismo modo, expresamos nuestro
orgullo por los ancestrales lazos de fraternidad que nos vinculan a su
valeroso y noble pueblo así como por las relaciones de cooperación,
entendimiento, solidaridad y buena vecindad que desde siempre nos han
unido. Hemos acudido a este histórico
encuentro con toda confianza, determinación y buena fe para decir: sí a
la búsqueda de una solución política consensuada, en tanto que única
vía para hallar una solución realista y definitiva a este diferendo,
lejos de las infructuosas tentativas de resucitar unas propuestas
infecundas, caducas y obsoletas, como bien fue constatado por el
Consejo de Seguridad y las Naciones Unidas, así como por los sucesivos
Secretarios Generales y sus Enviados Personales, considerándolas como
impropias para ser llevadas a la práctica y cuya aplicación, en todo
caso, no haría sino entorpecer las negociaciones y colocarlas en un
callejón sin salida. En realidad, a pesar de los
laudables y continuos esfuerzos desplegados, le ha sido imposible a la
ONU alcanzar una solución realista, constatando -y esto es lo peor y
amargo- cómo en sus numerosas resoluciones la cuestión no conseguía
salir del callejón sin salida en el que se hallaba. Así pues, las
Naciones Unidas reconocen, con total convicción y claridad, que el Plan
de arreglo del año 1991 era inaplicable y que el Acuerdo Marco del año
2001 y el Plan de Paz del año 2003, fueron inoperantes por falta de
acuerdo de las partes acerca de los mismos. Ante este estancamiento, que
amenaza con perennizarse, en detrimento de la unidad, la estabilidad y
el desarrollo de los pueblos de la región, y respondiendo a los
diferentes llamamientos procedentes de las Naciones Unidas así como de
numerosos países hermanos y amigos, Marruecos decidió, con todo valor,
y en al marco de la unanimidad nacional, proponer otra vía para
alcanzar una solución. Se trata de “la iniciativa marroquí para la
negociación de un estatuto de autonomía de la región del Sahara”,
presentada el pasado mes de abril; una propuesta para alcanzar un
acuerdo consensuado, en el cual Marruecos tiene depositadas grandes
esperanzas y consentidos ingentes esfuerzos. En este sentido, y con la
responsabilidad y ponderación que le son propias, nuestro país ha
decidido consentir enormes concesiones e importantes sacrificios en
aras de alcanzar este objetivo, en el marco del ejemplar proceso
civilizador de las valientes reconciliaciones históricas que ha llevado
a cabo, y que han sido motivo de orgullo propio y de elogios de la
comunidad internacional y de sus fuerzas democráticas. En este sentido,
Marruecos ha querido coronar tales reconciliaciones con la presente
Iniciativa, materializando así la voluntad de todos los marroquíes de
construir un Maruecos nuevo, democrático y moderno. Valorando positivamente este
proceso, el Consejo de Seguridad ha saludado en su resolución 1754, que
asigna a Marruecos los calificativos de “seriedad y credibilidad”, que
bien nos enorgullecen, “los esfuerzos de Marruecos para hacer avanzar
el proceso hacia una solución”. Con ello, nos encontramos ante una
nueva dinámica emanada de la iniciativa marroquí, lo que ha llevado al
Consejo de Seguridad a pedir a las partes emprender las negociaciones.
Confirmando esta acertada orientación, el Consejo respaldó esta
resolución con su llamada a la necesaria toma en consideración, en las
negociaciones, de “los acontecimientos que han tenido lugar estos
últimos meses”. Ahora bien, ¿En qué consisten
estos acontecimientos? Según las fuerzas influyentes en la ONU y en sus
diferentes componentes, se trata de la Iniciativa marroquí que ha sido
presentada tras un proceso de seria elaboración y de unas consultas
amplias y profundas, llevadas a cabo tanto a escala local como nacional
e internacional, de modo democrático, y dentro de una concepción
global, cuya finalidad no se limita únicamente a la reconciliación de
todos los hijos de la Patria, oriundos del Sahara, sino que lo supera
para cristalizar una visión estratégica de la región en su totalidad. Ha llegado la hora de la verdad,
anunciando el final de la época de las vacilaciones, estratagemas,
endurecimientos, maniobras y tendenciosas interpretaciones. Así pues,
la resolución 1754 del Consejo de Seguridad, al tiempo que representa
una ruptura con las resoluciones que la precedieron, se constituye en
la referencia del único y nuevo compromiso, que la ONU nos invita a
poner en marcha mediante la negociación y el consenso, con buena fe.
Esta resolución ha determinado claramente el marco de tales
negociaciones, haciendo del consenso su medio y de la consecución de
una solución política, consensuada, equitativa y definitiva su
finalidad, que garantiza la autodeterminación. Una solución política: que
signifique alejar cualquier uso de las fuerzas y de las amenazas así
como todo recurso a la violencia y a las distintas formas de
intimidación; medios a los que Marruecos nunca ha recurrido, incluso en
las más críticas y comprometidas circunstancias, adoptando
constantemente posturas de prudencia, sensatez y resolución, confiado
en que las diferencias que pueden afectar a las relaciones fraternales,
no deben ser tratadas mediante la fuerza, aferrándose siempre a las
convenciones internacionales que propugnan el arreglo pacífico de los
diferendos. Del mismo modo, se entiende por solución política, por cuya
consecución estamos dispuestos a cooperar con el Consejo de Seguridad,
la superación y exclusión de las anteriores soluciones presentadas,
cuya inoperancia e incluso inaplicabilidad, han quedado patentemente
demostradas por la experiencia. Una solución consensuada que
signifique descartar las soluciones individuales. Esto es lo que ha
llevado a Marruecos a proponer su iniciativa como plataforma para la
negociación, y no como su fin, constituyendo el acuerdo sobre la
solución un elemento previo a cualquier tratamiento de los detalles. Una solución equitativa, donde no
haya vencedores ni vencidos, en lugar de una situación que perpetúe la
tensión. Una solución definitiva e irrevocable, que nos permita
dedicarnos a los verdaderos problemas de las generaciones venideras,
dentro de la unidad, la democracia y el desarrollo. Una solución que
garantice la autodeterminación en su forma moderna y en su contenido
correcto, que prevé la preservación de la unidad de los Estados y el
resguardo de sus territorios contra la fragmentación y la división; o
sea, la autodeterminación resultante del acuerdo. Así pues, la Iniciativa, con la
consiguiente decisión del Consejo de Seguridad, ha constituido un
decisivo viraje fundado en el reconocimiento de la verdad histórica, la
realidad política y el acatamiento de la legalidad internacional. La
concepción que el Reino de Marruecos se hace de las negociaciones,
estriba en su empeño de aferrarse a la seriedad y a la credibilidad,
que todo el mundo le reconoce, a la vez que obra, con buena fe y
apertura, por aportarles todos los motivos del éxito, mostrándose total
y positivamente preparado para encontrar una solución a este diferendo
que ha durado demasiado, inspirándose del espíritu de su edificante
iniciativa. Excelentísimo Señor Enviado Personal, La Iniciativa marroquí no es una
propuesta inactiva o petrificada, ni tampoco es algo sagrado que no
admite discusión. Es más bien una iniciativa abierta a todo aporte,
desarrollo y perfeccionamiento, en el marco de la negociación
consensuada. Por ello, reiteramos nuestra disposición a debatirla, dado
que constituye la base más apropiada para una solución política
definitiva, y representa una histórica solución intermedia; una
solución positiva que se ajusta a la legalidad internacional y al
principio de autodeterminación, tal y como está previsto por las
resoluciones de la Asamblea General y confirmado por la práctica
internacional. Como bien estipula la decisión
del Consejo de Seguridad, el acuerdo negociado, es el único que puede
cristalizar la autodeterminación. En este marco, la autodeterminación,
tal y como se aplica en los sistemas democráticos, según el derecho
moderno y por los efectos de los derechos históricos y de los sagrados
vínculos establecidos entre Marruecos y su Sahara, se considera un
instrumento apropiado para el ejercicio de este derecho, a cuya
aplicación Marruecos invita. Por otra parte, el desarrollo democrático
del Reino le habilita para su buena aplicación, de modo apropiado,
dadas las especificidades de Marruecos y de la zona, en el marco de la
soberanía de Marruecos y de su incuestionable unidad nacional y
territorial, sobre todo en consideración de que el Sahara, en tanto que
conjunto de tribus y de un territorio, representa uno de los
componentes fundamentales de la identidad marroquí unitaria, ya que, a
través de los siglos, Marruecos jamás se desgajó de su Sahara. Es también una iniciativa que
respeta totalmente los criterios internacionales. Así pues, las amplias
competencias que otorga a la región del Sahara, permitirán a todos los
oriundos y habitantes de la misma, contribuir en la labor de forjar su
futuro, en el seno de una nación unida y solidaria. Dichas competencias
se hallan en total armonía con el nuevo proyecto social de Marruecos,
que conduce Su Majestad el Rey Mohammed VI, Dios le asista. Un
Marruecos de la democracia, de los derechos humanos, de la modernidad y
del desarrollo humano; un Marruecos abierto sobre su entorno regional. La propuesta marroquí, garantiza
a todos los saharauís, ya estén dentro o fuera de la región del Sahara,
una situación digna y una ciudadanía completa. Además, les brindará la
oportunidad para desempeñar un papel preponderante en distintas
instituciones de la zona autónoma, de modo especial, y en todas las
instituciones, partes y órganos de su patria, Marruecos, con total
libertad. Por otra parte, se trata de una
iniciativa de paz y de una invitación a la reconciliación total, al
arraigo de los vínculos fraternales entre familias y tribus, y a su
reencuentro. Marruecos invita a unir los esfuerzos de todos para que
los instigadores del diferendo, los implicados en el mismo y sus
verdaderos beneficiarios, dejen de erigirse en barrera entre el
individuo y su cónyuge, hijo, hermano o primo. Es también una valiosa
ocasión para acabar con los sufrimientos y el destierro de los
habitantes, que han padecido las atrocidades del cerco y de la
privación. En este contexto, gracias a esta
iniciativa, Marruecos sigue con los brazos abiertos para acoger a todos
sus hijos. Del mismo modo, reitera su disposición de realizar una
reconciliación histórica entre los hijos del Sahara, cualesquiera que
fueran sus tendencias, ya que la autonomía, consensuada, es capaz de
hacer que su destino esté en sus propias manos, a través del
establecimiento del acuerdo definitivo acerca del mismo mediante
referéndum. Excelentísimo Señor Enviado Personal, Más de tres décadas han
transcurrido ya, y las condiciones regionales e internacionales han
cambiado. Del mismo modo, Marruecos, por su parte, ha experimentado un
progreso en todos los niveles y el mundo ha puesto punto final a la
guerra fría, de la cual este diferendo es una de sus nefastas
herencias. Así pues, se hace necesaria la apertura sobre el mundo de
hoy, obrando por medirse a los nuevos retos impuestos por las
exigencias de la democracia, de los derechos humanos y de la
preservación de la dignidad humana, así como por los requerimientos del
desarrollo económico y social, de la integración magrebí y de la
estabilidad y cooperación sahelo-mediterráneas, además de la
preservación de la paz y la seguridad internacionales y regionales. El Reino de Marruecos, fiel a sus
compromisos con esta vía, tanto en su política interior como exterior,
es muy consciente de la gravedad de los distintos retos y apuestas. Por
ello, rechaza cualquier tendencia al ostracismo y a llevar a la zona
hacia un callejón sin salida que comporte variadas amenazas y peligros.
De igual modo, le anima la convicción de que la época de los
dogmatismos ya ha pasado, tras la caída del muro de Berlín, y que la
globalización invade a nuestro mundo imponiendo sus exigencias, ante
las cuales se desmoronan todas las ideologías, para las cuales la
Historia ha pronunciado su irrevocable sentencia de considerarlas
utópicas. Así pues, actuemos para no faltar a la cita de la época de
los bloques fuertes y relevar los desafíos de la democracia y del
desarrollo, así como hacer frente a los peligros del terrorismo del
mundo post 11 de septiembre de 2001. El proceso de las negociaciones,
que hoy inauguramos, nos pone ante nuestras responsabilidades con
relación a las generaciones venideras, que interpelan a toda persona de
viva conciencia: ¿Acaso se busca el
recrudecimiento del drama humano vivido por nuestros hermanos saharauís
en los campamentos y el acrecentamiento de su gravedad? Por supuesto
que no. No podemos admitir aquello. Queremos que viváis en vuestra
patria, gozando de la plena libertad y con la dignidad inmune y todas
las condiciones de la ciudadanía completa. ¿Acaso se pretende avivar las
tensiones en la zona, y por consiguiente dejar paso libre a la
balcanización, con todo lo que ello implica como peligro de propagación
de sus llamas, cuyas nefastas consecuencias pueden alcanzar a todos los
pueblos y tribus de la zona? Estamos empeñados en preservarla contra la
fragmentación y la inestabilidad, unificándola en esta época de los
bloques fuertes.
¿Acaso vamos a permanecer pasivos, ante la escalada de amenazas
relacionadas con el crimen organizado y el terrorismo? ¿O tenemos que
proteger a nuestros países de estos peligros que no tienen patria ni
religión? La seguridad y la estabilidad de Marruecos y de sus vecinos,
así como la de toda la zona, es un todo indivisible. Somos conscientes de que nos hallamos ante un
proceso largo y penoso. Pero estamos decididos a seguir adelante para
llevarlo a buen puerto, con espíritu edificante, y con un talante
prudente y reflexivo, y una visión prospectiva. No vamos a dar
importancia a las maniobras, intrigas y provocaciones, para proteger la
promesa dada y los vínculos fraternales. Marruecos, bajo la conducción
de su Soberano, el Emir de los Creyentes, y con la unanimidad de todos
sus componentes y fuerzas vivas, está muy convencido de que estos
objetivos se pueden realizar. Hoy, tendemos la mano a nuestros hermanos
oriundos de las provincias del sur del Reino, y a nuestros vecinos y
pueblos hermanos; una mano llena de sinceridad y de buena fe, exenta de
cualquier cálculo estrecho. Es la misma mano que tendemos a nuestros hermanos
argelinos, sabiendo que bien conocen cuan grande es el aferramiento de
todos los marroquíes a sus valores constantes y sagrados, encabezados
por la unidad nacional y territorial y la soberanía del Reino. Estamos
empeñados en hacer que la misma permanezca tendida a nuestros hermanos,
cualesquiera que fueran las dificultades del recorrido.
Comprometámonos, pues, para obrar cogidos de la mano, porque una sola
mano no aplaude. Hoy, el Reino de Marruecos, tiene en las Naciones
Unidas y en la comunidad internacional, unos testigos de su compromiso
público para emprender unas negociaciones serias, con talante abierto,
plena benevolencia, firme convicción e inamovible voluntad, a fin de
hallar una solución política consensuada y definitiva, permanentemente
fieles a nuestra arraigada fraternidad y en armonía con la inexorable
integración futura. Así pues, para que ello se realice, Marruecos cuenta
con vuestro apoyo y vuestra prudencia, Señor Enviado Personal, así como
con la voluntad sincera de Su Excelencia el Secretario General de las
Naciones Unidas, con el Consejo de Seguridad y con las potencias
internacionales influyentes. Tiene la esperanza en que todas las partes
aprovechen esta oportunidad y actúen con el mismo espíritu de apertura,
de reconciliación y de generosa clemencia, todas ellas enseñanzas
básicas de nuestra sagrada religión islámica. El objetivo que con ello
nos hemos fijado reside en lograr el éxito de este ineludible proceso.
Estamos dispuestos a trabajar con todos ellos y tomar todas las
iniciativas y decisiones necesarias a fin de poner en marcha la
valiente iniciativa de autonomía, con toda responsabilidad y decisión,
y con sólida y total convicción de las exigencias de la etapa, con la
idéntica seriedad y la misma credibilidad que marcaron la iniciativa
marroquí para la negociación de un estatuto de autonomía de la región
del Sahara. En primer lugar está la negociación y después el
consenso, hasta alcanzar el acuerdo político. Un acuerdo definitivo en
el marco de las Naciones Unidas sobre la autonomía ampliada, y nada más
que la autonomía, que se conforma con las especificidades y valores
constantes locales y nacionales, con los criterios mundiales de la
democracia, y con la verdadera legalidad internacional, que hoy nos une. Estamos ante la oportunidad histórica que acapara el
interés del mundo. Debemos, pues, estar a la altura de las expectativas
de nuestros pueblos magrebíes hermanos y de todos nuestros amigos en la
comunidad internacional, armados de la inquebrantable fe de que debemos
estar a la altura de nuestra responsabilidad histórica. «¡Señor nuestro!: Incoa proceso entre nosotros y nuestras gentes según la verdad; Tú eres el mejor de los incoadores» El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y sus gracias, sean con vosotros. Segunda parte : Señor Representante Personal del Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Es para mí todo un honor tomar la palabra en este encuentro como
miembro de la Delegación marroquí, en mi calidad de Presidente del Real
Consejo Consultivo para los Asuntos Saharauís, que representa a las
diferentes potencialidades saharauís, en sus variados niveles. Tal
representación está en armonía con su historia, tradiciones y valores
emanados de la honestidad y la lealtad, y se halla fundamentada en un
patrimonio de arraigadas raíces históricas. Este Consejo ha contribuido en el profundo e
histórico cambio que representa el actual planteamiento de búsqueda de
una consensuada solución reconciliadora para la cuestión del Sahara. Hoy me siento feliz de poder expresar directamente
la opinión de una mayoría que, pocas veces, se le ha concedido la
oportunidad de manifestar libremente su opinión y que su voz haya sido
escuchada en las Naciones Unidas y por la Comunidad internacional. De este modo, el momento que hoy vivimos, constituye
una valiosa oportunidad histórica, que no conviene desperdiciar; una
ocasión originada por el presente encuentro fraternal directo, que
tenemos que aprovechar para salir definitivamente de este problema
planteado, que ha llegado a un callejón sin salida. Así pues, ahora y
más que en ningún otro momento, la situación nacional, regional e
internacional es favorable para poner término a los sufrimientos de
nuestras gentes en los campamentos y a la división entre las familias,
emprendiendo el camino de una verdadera reconciliación, que se va a
erigir, sin duda alguna, en el comienzo real, sincero y franco para el
apaciguamiento de los ánimos mediante una solución que a todos
satisfaga; una solución que aporte la felicidad y la alegría por el
reencuentro de los seres queridos, sobre todo ahora que el aspecto del
Sahara ha cambiado profundamente, gracias al desarrollo económico,
político, social y cultural que ha experimentado y merced al proceso de
consolidación democrática que ha conocido. El Sahara de hoy no tiene nada que ver con el Sahara
que ha dejado el colonialismo. Gracias a los enormes cambios que ha
experimentado, lo mismo que sus habitantes y toda su sociedad, hoy
puede, mucho más que nunca, constituirse en una tierra de
reconciliación y superación de todas secuelas del pasado. En tanto que un hijo de la región, que ha vivido de
cerca todas las etapas por las que ha transcurrido esta cuestión, puedo
decir que el tema del Sahara requiere mucha objetividad, realismo y
consideración de la pura realidad, sobre todo en lo que respecta a los
vínculos bien arraigados en la historia que, desde siempre y a través
de los tiempos, han prevalecido entre los habitantes de la región y
Marruecos, así como con sus Soberanos Gloriosos, mediante la sagrada
pleitesía (bai’a). Habida cuenta de todos estos motivos, y durante más
de 32 años, les ha quedado claro a propios y ajenos así como a la
Comunidad internacional que todas las tentativas, planteamientos y
planes que han ignorado estos vínculos, han sido abocados al fracaso,
ya que todo intento que no contempla la profundidad y arraigo de estas
relaciones en los ánimos de los hijos del Sahara, sería igualmente
inútil. Por tales consideraciones, creemos que la solución
más idónea para esta cuestión consiste en la histórica Iniciativa de Su
Majestad el Rey Mohammed VI, Dios Le asista, en la que han trabajado
los miembros del Real Consejo Consultivo para los Asuntos Saharuís,
con toda seriedad, participando de modo efectivo, sincero, democrático
y transparente en la elaboración de un proyecto capaz de constituirse
en solución intermedia que satisfaga a todos. Esta es la única solución
intermedia realista y realizable para resolver la cuestión del Sahara,
garantizando la unidad territorial y la soberanía del Reino de
Marruecos; el claro y concreto reconocimiento, a los hijos del Sahara,
de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales; así como
su legítimo derecho de administrar sus propios asuntos, dentro de su
territorio y bajo la soberanía del Reino de Marruecos. Esta es,
igualmente, la solución que permitirá a los pueblos del Magreb Árabe,
reanudar la construcción de este edificio que tanto desean los pueblos
de esta región. Poseemos un amplio dominio y un gran espacio para
negociar todos los contenidos de los artículos relativos a esta
iniciativa, con el fin de mejorarlos mediante vuestras propuestas
edificantes, partiendo para ello de la esencia de la misma. Tal iniciativa, para la cual el mundo reconoce la
seriedad y la credibilidad, y que no tiene precedente, garantiza la
solución rápida a esta cuestión así como la salida del conflicto en los
más breves plazos. Por otra parte, las expectativas que nuestras
gentes, la comunidad internacional y los pueblos de la zona, tienen
depositadas en esta reunión, exigen de nosotros estar a la altura del
nivel requerido así como calibrar en sus justos términos esta
oportunidad que nadie entre nosotros tiene el derecho de desperdiciar,
sobre todo con respecto a los hijos del Sahara perjudicados de tanto
esperar, de las citas que no se cumplen y por los planes irrealistas. Nuestras gentes quieren una solución y tienen total
certidumbre, tanto en los campamentos como en todos los puntos donde se
hallen, que la única solución posible es esta iniciativa, que nuestros
hermanos en el Frente Polisario no deben considerar como un fracaso o
una concesión, sino todo lo contrario, la deben ver como el resultado
de una victoria de toda su militancia desde hace 32 años, porque
garantiza todo aquello que fue objeto de su militancia: la
reconciliación, el consenso y la realización de verdaderos logros
políticos, económicos culturales y sociales. El objetivo del
militantismo en política es conseguir logros concretos y no militar por
militar; además las opciones que se plantean ante nosotros son pocas: Así pues, o debemos escoger la solución posible,
realista y pertinente que se ajusta con los objetivos de las Naciones
Unidas, para alcanzar una solución política consensuada, consistente en
la iniciativa de autodeterminación, que realmente se considera una
autodeterminación a través del acuerdo, del consenso y de la renuncia
de cada una de las partes a la totalidad de sus reivindicaciones, Y a mi juicio, esta es la opinión, ambición y deseo
de la inmensa mayoría de los saharauís, que consiste en firmar hoy,
acabar hoy y lograr hoy la victoria a todos. O la segunda opción, negativa y nihilista, porque
no agrada ni beneficia a nadie, y sólo acarrea catástrofes a la zona y
mayor división y sufrimientos a nuestras gentes. Marruecos, bajo la conducción de su Soberano, el
Emir de los Creyentes, y gracias a la unanimidad de todos sus
componentes, tendencias y fuerzas vivas, os invita a estar a la altura
del momento histórico que ofrece la valiente iniciativa de
autodeterminación. El Reino de Marruecos, donde los saharauís fueron
uno de los pilares del edificio de su ancestral Estado, tanto en su
historia antigua como moderna, a lo largo de los 14 siglos que han
constituido el Estado Nación marroquí, forjado sobre la religión
islámica y el sistema monárquico, interpela el genuino y sincero
patriotismo que habita lo más profundo de vuestros sentimientos, ese
mismo patriotismo que os ha distinguido para edificar el Marruecos
unido, democrático y desarrollado. Por ello, os exhortamos, hermanos miembros del
Frente Polisario a adoptar la razón y tender a la prudencia y al buen
consejo, siguiendo los mejores propósitos y tomando las decisiones
apropiadas y realistas, pero honrosas, que van a procurar la alegría a
todas las casas y a todas las tiendas saharauís, y a todos los
corazones de los niños, de los jóvenes, de las mujeres y de los
ancianos saharauís, estén donde estén, y por consiguiente, impulsar
hacia adelante a nuestra región con una visión prospectiva y optimista,
esperando de la misma, absolutamente todo el bien para la totalidad de
la zona. No frustréis, pues, las esperanzas que en todos nosotros
tienen depositadas nuestras gentes. «Si Dios sabe que en vuestros corazones hay bien, os dará un bien mejor» El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y sus gracias, sean con vosotros.
Loor a Dios, La oración y el
saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios,
su
familia y compañeros.
Honorable Asistencia,
Excelentísimo Señor Enviado Personal,
Honorable Asistencia,
Honorable Asistencia,
Honorable Asistencia,
El futuro debe ser para la reconciliación y la paz, y para la
cooperación regional, dejando vía libre a la edificación de la Unión
del Magreb Árabe, con sus cinco Estados, conforme a la letra y al
espíritu del tratado fundacional de Marraquech. Esa unión magrebí
considerada como una opción estratégica insoslayable, para el Reino de
Marruecos, y para reforzar la solidaridad africana y consolidar las
relaciones y los vínculos con los socios en la zona
Alocución del Señor Don Khali Henna Ould Errachid
Presidente del Real Consejo Consultivo para los Asuntos Saharuís
Honorable Asistencia,
El proyecto de autonomía, en cuya elaboración han contribuido los hijos
de la región de manera directa y democrática, reúne todos los elementos
que conducen al éxito, porque prevé todas las instituciones e
instrumentos que nos van a permitir, a todos nosotros, los hijos de la
zona y sin excepción alguna, tomar las riendas de nuestro futuro, a
través del órgano gubernamental saharauí, del parlamento del Sahara
elegido democráticamente, del órgano judicial local y de todos los
órganos y medios necesarios para una buena marcha de las instituciones.